lunes, 26 de noviembre de 2012
lunes, 19 de noviembre de 2012
Extractos, de "Summa Logicae" de Guillermo de Ockham, sobre naturaleza de los universales
Guillermo de Ockham (1280 aprox.-1349)
Cap. 14
2. El universal como signo
natural y como signo convencional.
"Pero hay que saber que
el universal es doble: existe cierto universal natural que es signo natural
predicable de muchos al modo como el humo es naturalmente signo del fuego, el
gemido del enfermo lo es del dolor, y la risa de la alegría interior; y este
universal no es sino una intención del alma, de manera que ninguna substancia
que existe fuera del alma, ni cualquier accidente que existe fuera del alma, es
universal en este sentido. Y de tal universal hablaré en los capítulos
siguientes. Existe otro universal por institución voluntaria, y así la voz
proferida, que es verdaderamente una cualidad numéricamente una, es universal,
porque es un signo voluntariamente instituido para significar muchas cosas. Por
donde, así como la voz es llamada común, así puede decirse que es universal;
pero esto no lo tiene por su propia naturaleza, sino tan sólo por voluntad de
los quelo han determinado".
Cap. 15
3. Lo universal no existe como substancia fuera del alma.
"Y porque no basta
exponer estas cosas, sino que también han de ser racionalmente demostradas,
aduciré algunas razones en favor de las mismas y las confirmaré por
autoridades. En efecto, que ningún universal es una substancia que existe fuera
del alma se puede probar evidentemente. Primero, así: ningún universal es una
substancia singular y numéricamente una, pues si afirmásemos que lo es, se
seguiría que Sócrates sería un universal, porque no existe mayor razón para que
sea universal una substancia singular más que otra cualquiera. Por
consiguiente, ninguna substancia singular es universal, pues toda substancia es
numéricamente una y singular, porque toda cosa es una cosa y no muchas, y pues,
es una cosa y no muchas, es una numéricamente, pues esto es lo que todos dicen
uno numéricamente.
Pero si una substancia es
muchas cosas, o es muchas cosas singulares, o muchas cosas
universales. Si lo primero, se
sigue que una substancia sería muchos hombres, y entonces, aunque el universal
se distinguiera de un particular, no se distinguiría, sin embargo, de los
particulares; y si alguna substancia fuera muchas cosas universales, tomo una
de aquellas cosas universales y pregunto: o es muchas cosas, o una y no muchas.
Si lo segundo, se sigue que es singular; si lo primero, pregunto si es muchas
cosas singulares, o muchas cosas universales; y así se tendría un proceso
infinito, o se concedería que ninguna substancia es universal de modo que no
sea algo singular.
Igualmente, si lo universal
fuera algo existente en las substancias singulares, distinta de ellas, se
seguiría que podría existir sin ellas, porque toda cosa anterior a otra
naturalmente puede existir sin ella según la potencia divina. Mas el consiguiente
es un absurdo, luego, etc.
Igualmente, si esa opinión
fuese verdadera, ningún individuo podría ser creado, si algo del individuo
preexistiera, porque no recibiría todo su ser de la nada, si el universal que
existe en él existió antes en otro. Por lo mismo, se seguiría que Dios no
podría aniquilar simplemente a un individuo, si no destruyese a todos los demás
individuos, porque si aniquilase a algún individuo destruiría todo lo que
existe de esencia de aquel individuo, y, por consiguiente, destruiría también
lo universal que existe en él y en los otros, y, por consiguiente, no
permanecerían los otros, porque no pueden permanecer sin una parte de su
substancia cual es la puesta por aquel universal.
Igualmente, tal universal no
puede ser afirmado como siendo algo totalmente fuera de la esencia del
individuo, y, por consiguiente, el individuo se compondría de universales, y
así el individuo más sería universal que singular.
Asimismo, se sigue que algo de
la esencia de Cristo sería miserable y condenado, porque aquella naturaleza
común que existe realmente en Cristo y en el condenado sería condenada como en
Judas. Mas esto es absurdo, luego....
Otras muchas razones pueden
ser aducidas que omito por brevedad" ".
Cap. 15
4. El universal como acto del entendimiento.
"Y, por tanto, hay que conceder simplemente que
ningún universal es substancia, de cualquier manera que sea considerado, sino
que cualquier universal es una intención del alma que, según una opinión
probable, no se distingue del acto de entender. Por donde dicen que la
intención por medio de la cual entiendo los hombres, es un signo natural
significando al hombre, y de tal manera natural como el gemido es signo de
enfermedad o dolor, y es un signo que puede estar puesto, en vez de los hombres,
en las proposiciones mentales, como la voz puede estar puesta en vez de las
cosas, en las proposiciones vocales. Que, en verdad, el universal sea una
intención del alma, suficientemente lo expresa Avicena en Met.5, donde dice:
digo, pues, que el universal se dice de tres maneras; pues se dice universal lo
que se predica de muchos en acto, como hombre; pero se dice universal a la
intención, la cual nada impide opinar que se predique de muchos. Por lo que es
evidente que el universal es una intención del alma,
naturalmente apta para ser
predicada de muchas cosas. También puede ser esto confirmado por medio de la
razón, pues todo universal puede ser predicado de muchos; mas solamente la
intención del alma o un signo voluntariamente instituido puede ser predicado de
muchos, y no substancia alguna. Luego, solamente la intención del alma, o un
signo voluntariamente instituido, es universal. Pero ahora no hablo del signo
universal como signo voluntariamente instituido, sino que lo tomo por el que es
naturalmente universal. Que la substancia, empero, no puede naturalmente
predicarse, es evidente, porque de lo contrario, se seguiría que la proposición
se compondría de substancias particulares, y, por consiguiente, el sujeto
estaría en Roma y el predicado en Oxford, lo que es absurdo. Asimismo, la
proposición está en la mente, o en la voz o palabra, o en el escrito, y así no
son substancias particulares.
Consta por tanto que ninguna
proposición puede estar compuesta de substancias porque se compone de
universales. Por consiguiente, los universales no son substancias en manera
alguna".
Cap. 16
5. El universal sólo existe en
el alma y no fuera de ella.
"Aunque sea evidente que
el universal no es una substancia que exista fuera del alma en los individuos,
realmente distinta de ellos, creen algunos, sin embargo, que el universal
existe, en cierto modo, fuera del alma en los individuos, no, ciertamente,
distinguiéndose realmente de ellos, sino tan sólo formalmente; en verdad, no
forman dos cosas, pero la una no es formalmente la otra. Pero esta opinión
parece ser irracional, porque en las criaturas no puede existir distinción
alguna fuera del alma, en la forma que sea, a no ser que existan dos cosas
distintas. Por consiguiente, si entre una naturaleza y una diferencia se da
alguna clase de distinción, es necesario que sean dos cosas realmente
distintas. Lo prueba así por un silogismo: tal naturaleza no se distingue
formalmente de aquella
naturaleza; esta diferencia individual es distinta formalmente de
esta naturaleza, luego esta
diferencia individual no es esta naturaleza. Asimismo, una misma cosa no es
común y propia; pero según ellos la diferencia individual es propia y el
universal es común. Luego, ningún universal es una misma cosa con la diferencia
individual. Asimismo, a una misma cosa no pueden convenir cosas opuestas. Lo
común y lo propio son cosas opuestas, luego, la misma cosa no es común y
propia, lo que se seguiría, no obstante, de ser la diferencia individual y la
naturaleza común una misma cosa. Asimismo, si la naturaleza común se identifica
realmente con toda diferencia individual, en dicho caso habría realmente tantas
naturalezas comunes como diferencias
individuales, y
consecuentemente ninguna sería común, sino propia de cada diferencia con la que
se halla realmente identificada. Asimismo, toda cosa se distingue por sí misma
y no por otra, de todo aquello de lo que se distingue. Pero una es la humanidad
de Sócrates, y otra la de Platón, por consiguiente, se distinguen por sí
mismas, no por medio de diferencias añadidas. Asimismo, según Aristóteles, todo
lo que se diferencia por medio de la especie, se distingue numéricamente. Ahora
bien, la naturaleza del hombre y la del asno, se diferencian específicamente
por sí mismos, y, en consecuencia, por sí mismas, cualquiera de ellas es una
numéricamente. Asimismo, lo que por ningún poder puede competir a muchos, por
ningún poder es predicable de muchos, pero una tal naturaleza, si es realmente
idéntica con la diferencia individual, por ninguna potencia puede convenir a
otro individuo. Luego por ninguna potencia puede ser predicable de muchos, y,
por consiguiente, por ninguna potencia puede ser universal.
Asimismo, tomo esa diferencia
individual y esa naturaleza a la que contrae, y pregunto: o entre ellas existe
una distinción mayor que la que existe entre dos individuos, o menor. No es
mayor, porque no difieren realmente. Tampoco es menor, porque entonces serían
de la misma razón como los individuos son de la misma razón, y, por
consiguiente, si uno es de sí uno numéricamente, también el otro sería uno
numéricamente. Asimismo, pregunto: si la naturaleza es la diferencia individual
o no. Si lo es, argumento silogísticamente así: esta diferencia no es distinta
formalmente de la diferencia individual; luego la naturaleza no es distinta
formalmente de la diferencia individual.
Asimismo, esta diferencia es propia y no común, y esta
diferencia individual es la naturaleza; luego la naturaleza es propia y no
común. Si se dice que esta diferencia no es la naturaleza, se consigue lo
propuesto, pues se sigue que la diferencia individual no es realmente la
naturaleza, porque del opuesto del consiguiente se sigue lo opuesto del
antecedente arguyendo así: la diferencia individual es realmente la naturaleza;
luego la diferencia individual es la naturaleza. La consecuencia es evidente
porque de un determinable tomado con una determinación que no le separa ni le
disminuye se sigue una buena consecuencia para el determinable tomado en sí
mismo. Ahora bien, el realmente no e una determinación que separe o disminuya;
por consiguiente existe una buena consecuencia diciendo: la diferencia
individual es realmente la naturaleza; luego la diferencia individual es la
naturaleza.
Por lo que hay que afirmar que
en las criaturas no existe una tal distinción formal, sino que todas las cosas
que en las criaturas son distintas, son también cosas distintas, si cada
una de ellas es una verdadera
cosa. Por consiguiente, así como en las criaturas nunca
ceben negarse estos modos de argumentación: Esto es A, esto es B; luego
B es A, tampoco deben negarse nunca estros otros: esto no es A, esto es B;
luego B no es A. Porque siempre que cosas contradictorias se verifican de
algunas cosas, dichas cosas son distintas, a no ser que alguna determinación o
algún sincategorema sea la causa de una total verificación, lo que en este caso
no debe suponerse. Y, por tanto, debemos afirmar con los filósofos que en la
substancia particular nada existe enteramente substancial, a no ser la forma
particular o la materia particular o algo compuesto de ambos, y por esto no se
puede fingir que en Sócrates existe la humanidad y la naturaleza humana
distinta en alguna manera de Sócrates, a lo que se añade una diferencia
individual que contrae dicha naturaleza, sino que todo lo substancial que sea
imaginable que exista en Sócrates, o es la materia particular o la forma
particular, o lo compuesto de ambas, y por lo tanto toda esencia y quiddidad y
todo lo que es substancial, si existe realmente fuera del alma, o es materia simple
y absolutamente o es forma, o lo compuesto de ambos, o una substancia
inmaterial separada, según la doctrina de los peripatéticos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)