lunes, 26 de julio de 2021

Avicena

 "Supongamos que uno de nosotros sea creado de una sola vez y perfectamente, pero sus ojos están velados y no pueden ver las cosas exteriores; fue creado sosteniéndose en el aire, o, mejor aún, en el vacío, a fin de que la resistencia del aire que pudiera sentir no le impresionase. Sus miembros están separados para que no puedan encontrarse ni tocarse. Entonces reflexiona y se pregunta si su propia existencia está probada; sin tener duda alguna afirmará que existe. A pesar de ésto, él no habrá experimentado sus manos, ni sus pies, ni lo íntimo de sus entrañas; ni un corazón, ni un cerebro, ni ninguna cosa exterior, sino que él afirmará que existe, sin establecer que tenga una longitud, una anchura y una profundidad."

Kitāb al-Shifā’ (Libro de la Curación), I, 281

Abū ‘Alī al-Husayn ibn Sĩnã (Avicena)

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